Como educadora, y ahora como madre, siempre escuché algunas de estas frases: “los terribles primeros meses…”, “terrible cuando empiece a comer”, ”terrible cuando empieza a caminar”, los terribles 2, 3, 4 años…”
Y me pregunto, ¿acaso no serían “los terribles 10, 15, 20, 30,40 años…”?
A medida que los niños van creciendo, ganan consciencia de sí mismos, comprenden que son una persona independiente, que no está pegada a papá y mamá todo el tiempo, es decir, aprenden a tener personalidad y a desarrollar su propia autonomía.
Hay que tener en cuenta que su forma de conocer el mundo es a través de la exploración y a medida que son cada vez más grandes tiene más capacidad de moverse y de tocarlo todo.
Cada etapa de la infancia, como así también de la adolescencia, de la adultez, de la vida en general, tiene sus propios cambios y desafíos, lo que lleva a comportarnos de manera diferente en cada una de ellas.
No creo en lo terrible del paso de los años, más bien los celebro porque demuestran, salud, crecimiento y oportunidad. Sí creo que cada año tiene su característica distinta en donde se va afianzando la personalidad, autonomía y autoestima, también la seguridad, el despegue y socialización.
Como familia debemos acompañar cada etapa, y no tomarlo como algo personal, guiarlos para que puedan tener el mayor control de las cosas, enseñarles el lado positivo de la independencia, sostener con altura cada rabieta y principalmente disfrutar el paso de los años.
Creo en el disfrute, en las sonrisas de cada mañana, en aprender a disfrutar de cada logro, a buscar en la cotidianidad de los días algo simple y extraordinario, en agradecer de nuestra existencia aprendiendo cada día a ser mejor, acompañando con respeto, paciencia y amor.
Cuatro claves para actuar en momentos donde el paso de los años se vuelve “terrible”:
- Anticipar las situaciones o acciones a realizar: así ante cualquier cambio en la rutina están informados de ello.
- Muestra de afecto: es fundamental crecer en un ámbito donde se demuestre el amor y el cariño
- Hablar con amor y respeto: la comunicación es fundamental en la construcción de cualquier vínculo
- Dedicarle tiempo de calidad: Generar espacios de confianza, juego y amor. Poder estar presentes, es el mejor regalo que podemos darle en su crecimiento.
Todos tenemos días terribles. Así que no hay edades terribles, hay personas creciendo.
Todos, adultos y niños, tenemos días terribles. A veces más fáciles otros más difíciles, porque somos personas que nos pasan las cosas. Pero también hay días llenos de felicidad que nos sorprenden y sacuden como un huracán, y otros días (seguramente la mayoría) en donde no pase nada, y está en uno mismo encontrarle la magia.
Recordad: No hay edades terribles, hay personas creciendo.