Sabemos que el juego es una parte fundamental del aprendizaje de nuestros hijos, que aprenden mientras juegan. Que, en ocasiones, incluso no nos escuchan porque están tan concentrados en su juego que pierden la noción del entorno. Y es que, tal y como explicaba hace tan solo unos días Daniel Pérez, especializado en mindfulness y gestión emocional y mitad de Educa en positivo junto a Isabel Cuesta, “el aprendizaje es necesario para la supervivencia”. “Que un niño juegue es una inversión, no es una pérdida de tiempo. De hecho, la mejor extraescolar a la que podemos apuntarle es el parque”, afirmaba durante la presentación del catálogo de Navidad de los juguetes de Lidl, un evento con el que la marca daba a conocer sus más de 300 productos de madera natural, basados en la metodología Montessori, sostenibles y enmarcados en 20 categorías.
“Que un niño juegue es una inversión, no una pérdida de tiempo”, Daniel Pérez, de Educa en positivo.
Para su mujer, Isabel Cuesta, no es tanto el tiempo que jugamos con ellos, sino cómo podemos llegar a convertir todo nuestro día a día en un juego. Precisamente, para que nos cuenten de qué manera conseguirlo, hemos hablado con ellos.
P. ¿Jugamos lo suficiente con nuestros hijos hoy en día?
R. Muchas veces la vida no nos deja tiempo, pero siempre hay que buscarlo. Somos padres muy ocupados, es verdad, sin embargo podemos introducir el juego en todos los ámbitos de la vida, en las rutinas. El juego no es “voy a dedicar esta tarde a las 19.30 media hora para sentarme a jugar mi hijo”. Es jugar en la vida. Con eso, nuestros hijos van a sentir que les tenemos en cuenta y que somos padres presentes. Con que seamos suficientemente buenos es suficiente, de verdad.
P. Entonces tenemos que cambiar el chip. ¿Por dónde empezamos a poner esto en práctica?
R. Para nosotros, el primer error que cometemos los padres, el más grande, es tener miedo nosotros al aburrimiento. La sociedad está muy distraída, siempre andamos con prisas… todo eso nos perjudica y se lo acabamos trasladando a los niños. Tenemos miedo de que se aburran, por lo tanto tenemos que entretenerlos. Y eso es un error. El mensaje no es “hay que hacer tanto”, sino “hay que dejar de hacer tanto”, y permitir que ellos hagan, exploren… siempre ofreciendo seguridad. Cuántas familias cuando llega el viernes están agobiados porque tienen que hacer de todo y tienen miedo a perderse cosas. Hay que parar y observar a los niños mientras juegan, porque cuando un niño está jugando tiene toda su atención plena, y ahora los adultos pagamos para tener atención plena cuando tenemos el mejor ejemplo en casa.
P. Y para favorecer ese juego, ¿qué juguetes van a ser nuestros aliados y cuáles debemos desechar?
R. Para educar en positivo, tiene que ver más la actitud que tenemos los padres ante el juego que un juguete determinado que desarrolla una habilidad. Realmente no es el juguete, pues incluso situaciones sin juguetes pueden ayudarnos a conectarnos con nuestros hijos. Y si queremos poner algún límite a algún juguete siempre tiene que ir conforme a nuestros valores. Tenemos que ver los valores familiares que tenemos, y revisarlos, siempre con sentido común, para que el contenido de esos juguetes esté alineado con los valores. Hablamos, por ejemplo, de las pantallas. Si no se alinea, es buen momento para reflexionar con nuestro hijo. P.
P. ¿Y qué pasa con todos esos juguetes que ahora están tan de moda? Muchas veces los padres no sabemos si son adecuados, si de verdad están basados en pedagogía Montessori…
R. Tenemos que informarnos para introducir determinados juguetes en casa de una forma coherente. Y es bueno que los padres salgamos de esa zona de confort. Es verdad que hay mucha moda, pero no lo veo como un punto negativo, porque más allá del marketing nos mueve a los padres a informarnos y a no quedarnos en los cuatro tips de redes sociales. Es un mito el decir que los padres no necesitamos formarnos para ser padres. Es importante tener una base emocional y conocer cuál es nuestro papel, más allá de querer hacer felices a nuestros hijos. Somos acompañantes en esta vida y hemos de dejar que florezcan. Para ello les ponemos todos los medios para que así sean, pero también tenemos que confiar en que ellos van a ser capaces.
El mensaje no es “hay que hacer tanto”, sino “hay que dejar de hacer tanto”, Isabel Cuesta.
Isabel Cuesta y Daniel Pérez forman Educa en positivo. Están certificados en Disciplina Positiva, acompañan a familias en su día a día y son autores de varios libros y de un método propio llamado Family Training.