No entender el juego como una forma de aprendizaje es no entender la infancia. El hecho de jugar es algo universal en todas las culturas e incluso se da entre animales mamíferos.
El juego proporciona muchos beneficios: favorece la conceptualización de la realidad, la simbolización, la capacidad de abstracción, se socializa, etc. Por medio del juego se desarrollan competencias artísticas y creativas, también la motricidad, el lenguaje, cognición y la regulación afectiva y emocional entre otros.
Recientemente, y de la mano de nuestros compañeros de Cayro, hemos lanzado un nuevo curso en nuestra comunidad: Jugando a educar. Si no lo has visto te animamos a echarle un vistazo a “jugando a educar” de Nacho Marco Martí. ¿Qué nos ha enseñado este curso?
- El juego es el eje central en la vida de los niños y niñas. Es su forma de aprender e interpretar el mundo.
- Para desarrollar la empatía es necesario ponerse en el lugar del otro, sin juicios, sin lanzar enunciados desde nuestra perspectiva, tan solo poniéndonos en su piel.
- Una buena gestión emocional pasa por escucharnos a nosotros mismos, ponerle nombre a lo que sentimos y no reprimir lo que sentimos y vivimos.
- Los juegos de mesa, y sobre todo los que realizamos en familia, son de gran ayuda cuando queremos trabajar emociones, conceptos, inteligencia ejecutiva, gestión de conflictos, acuerdos, etc.
- La más importante de todas: pasar tiempo en familia es uno de los mejores momentos del día. No importa si es jugando, divirtiéndonos o compartiendo la vida, tenemos el maravilloso poder de tatuar momentos en la piel de nuestros hijos.
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¿Qué otras formas tenemos para utilizar el juego a nuestro favor?
- Debido a la influencia tan directa que tiene el juego sobre el desarrollo cerebral y madurativo, es una herramienta esencial en las intervenciones en los trastornos del neurodesarrollo (dificultades de aprendizaje, autismo, trastornos perceptivos, del movimiento, etc.)
- En la primera infancia nuestros hijos pueden jugar a distintos juegos para favorecer algunas áreas: juegos de construcción: puzles sencillos, lego duplo, castillos de arena, hacer figuras de plastilina, pinchitos, ensartar cuentas para hacer collares, hacer collage con legumbres o fotos, hacer piezas de distinto tamaño y color… juegos de mesa: quién es quién, memory básico, juegos de cartas de familias, dominó con dibujos…
- Los adolescentes también necesitan seguir jugando, experimentan la necesidad de sentir nuevas sensaciones y un mayor nivel de independencia, que posibilita la adquisición de las habilidades necesarias para madurar y convertirse en adultos. Necesitan aprender, poner en práctica y consolidar habilidades y capacidades que les permitan ser independientes y autónomos en su futuro.
- Con los adolescentes podemos hacer toda esta variedad de juegos: Monopoly, Cluedo, Hundir la flota, Risk, Torre de Hanoi, Rubik, robótica, Apalabrados, Scrabble, Scattergories, Tabú, Stop, Ahorcado, Pasapalabra, salir de excursión, visitar museos, ir a conciertos…
El juego es una de las formas más interesantes que ha creado el ser humano para aprender y relacionarse. En palabras de Tonucci: “mientras el adulto juega para divertirse, el niño juega para jugar. Entender esta diferencia nos permitirá valorar mejor el jugar.”
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