Nuestra pantalla del móvil vibra con cada notificación: es un nuevo like, un nuevo comentario, una nueva mención. Estos estímulos liberan dopamina, un neurotransmisor del cerebro conocido por proporcionarnos placer. Pero cuando nuestras notificaciones se convierten en comentarios negativos, en pocos likes o en pocos seguidores, en vez de aportarnos momentos de felicidad, pueden provocarnos una reducción de nuestra autoestima.
Las redes sociales se pueden convertir en la fuente de validación de nuestros hijos e hijas si no fomentamos desde pequeños su autoestima. Es decir, nuestros hijos se van a sentir a gusto con su propio ser si reciben numerosos likes de Instagram y por el contrario, van a tener una autoestima baja si reciben comentarios negativos o nadie les sigue en una red social. La adicción a las pantallas y sus repercusiones en la autoestima no solo se dan en niños y jóvenes, sino que las personas adultas también pueden tener problemas sobre sus inseguridades y su autopercepción. Por eso, es tan importante que desde la infancia se fomente el amor propio para que la exposición en las redes sociales de nuestros hijos sea la más sana posible.
Problemas relacionados con las redes sociales y el amor propio
Como ya te explicábamos en este artículo, la autoestima es el conjunto de percepciones, valores y evaluaciones que tiene una persona de sí misma sobre su físico, personalidad, carácter, etc.
La validación en las redes sociales puede generar un problema de dependencia que implique que una persona solo se sienta bien cuando reciba feedback positivo en estas redes. “La validación puede tener una dependencia, porque si yo aprendo a sentirme querido por una foto que saco, y ese sentirme querido me hace sentir bien siempre andaré buscando lo mismo. Andaré buscando la foto perfecta para que me sigan validando para que yo siga sintiendo que valgo la pena. Es un bucle muy peligroso”, nos comenta la psicóloga Patricia Ramírez.
Los niños y niñas con baja autoestima pueden ser muy influenciables a la hora de hacer una acción o de tomar una decisión. “Lo que hacen es dejarse guiar o aconsejar por quien tiene una personalidad más fuerte o más de líder en su grupo”, cuenta Patricia. Y esto puede suceder tanto en la vida real como en la vida virtual.
Asimismo, nos comentaba el abogado Pablo Romero en esta entrevista, que los jóvenes no son conscientes de los peligros presentes en las redes sociales. Problemas como el ciberbullying que, según Save The Children, un 40% de los encuestados en su estudio ha sufrido con un inicio en los 8 años de edad; o problemas como el bodyshaming (ridiculizar o avergonzar a alguien por su aspecto físico) que también afectan a nuestros hijos. Esta perfección de los cuerpos en las redes sociales se exige tanto a chicos como a chicas, aunque el estudio “Autoestima i autoimatge dels adolescents”, liderado por Mercè Pollinica, mostró que un 19,2% de mujeres tenía la autoestima baja frente a un 7,1% de los hombres jóvenes.
Aunque podemos tener una visión negativa de las redes, y a pesar de que se vuelven cada vez más hostiles al haber creado unos ideales virtuales imposibles de alcanzar, estas también pueden ser lugares donde tejer redes de apoyo y donde justamente también fomentar el autocuidado. La comunicadora y escritora Tania Llasera en su post en Instagram lo deja claro: los comentarios negativos siempre van a existir, pero querernos a nosotros mismos y el autocuidado podemos ejercerlo desde ya mismo:
https://www.instagram.com/p/CQqGe4aN3Yd/
¿Cómo potenciar la autoestima para que nuestros hijos tengan una buena relación en las redes sociales cuando crezcan?
El estudio “Autoestima i autoimatge dels adolescents” vio que los primeros años de la pubertad, de los 12 a 14 años, un 19,4% de los adolescentes tienen un autoestima más bajo, y a medida que se va creciendo este va reduciéndose: entre los 15 y 16, un 7,7% y entre los 17 y 19 años un 4,1%.
Es decir, nuestros hijos arrastran problemas de autoestima desde pequeños, y con las redes sociales se pueden agravar estos problemas. Por eso, debemos fomentar la autoestima desde la infancia y para hacerlo Patricia Ramírez nos da las claves:
- Buena autoestima=fomentar la autonomía: Como nos dice Heike Freire en nuestro curso “Cómo evitar la sobreprotección”, “la autonomía está muy ligada a la autoestima”. Por eso, desde pequeños, como padres y madres, debemos proporcionales espacios seguros en los que puedan ir realizando pequeñas acciones solos sin nuestra supervisión, para que les pueda proporcionar seguridad y confianza y una imagen positiva de ellos mismos. “Hacer cosas solos les da una sensación de control”, nos señala Patricia.
- Explotar las diferentes inteligencias: Es decir, que el autoestima no se relacione solo con el rendimiento académico, sino también con otras características de su persona. Además, al mostrarles admiración, tenemos que entender que nuestro orgullo no puede depender de sus éxitos. Como nos cuenta Patricia no debe ser “qué orgullosa me siento de tu nota”, sino “espero que tú te sientas orgulloso de lo que estás consiguiendo”.
- Aportarles un amor incondicional: Mostrarles que les queremos en todas las situaciones, no solo cuando hacen algo bien. “El amor incondicional viene de que mi hijo sepa que yo le quiero se haya portado mal o haya sacado la nota que sea”, comenta Patricia.
- No realizar comparaciones: Nuestros hijos al escuchar que les comparamos con otros niños se pueden sentir inferiores.
¿Cuándo permito que mi hijo tenga redes sociales?
Desde Unicef nos dan las pautas para que podamos saber cuánto tiempo deben estar los niños y niñas expuestos a las pantallas según las edades: de 5 a 12 años recomiendan que su acceso esté supervisado y estén un máximo de hora y media al día, y a partir de la adolescencia recomiendan que se les guie para que hagan un uso adecuado.
Patricia Ramírez nos comenta que en cuanto al acceso a redes sociales, “la edad correcta es la que te indican que te puedes abrir una red social”. Aunque también señala el estigma que creamos a los hijos si retrasamos mucho la opción de dejarle tener redes, por lo que el permiso hay que establecerlo según la madurez que presenten.
En cuanto al control de estas, que ya analizamos en este artículo, debemos permitirles autonomía y espacio propio sin que nos entrometamos en sus redes aunque, como dice Patricia “sí comentarles que nos dejen seguirles, que estamos muy interesados en saber lo que cuentan, cuando cuelguen algo que no nos guste no juzgarles”. Es decir, darles su espacio y que ellos también nos inviten a él. Su confianza en nosotros también les permitirá tener una mejor autoestima y una mayor autoconfianza en sus redes sociales.
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