Tener un adolescente en casa en ocasiones es como tener una bomba de relojería a punto de explotar. Es un sentimiento de incertidumbre, de ansiedad, de tensión en definitiva. Y muchas veces no sabemos cómo afrontar nuestra relación con ellos sin que salten chispas. Por eso la ponencia que nos ofreció Alba Castellvi el pasado 11 de marzo en Canarias nos resulta tan útil. Porque, según ella, solo es necesario tener en cuenta tres cosas para que la comunicación con nuestros hijos mejore y, encima, podamos disfrutar de una convivencia plena.
1.Entender cómo funcionan sus cerebros
El cerebro de una adolescente dedica un enorme espacio al amor, al ego, a las rrss y a la autoimagen… Hemos de saber que su cerebro está en construcción y tiene que seguir evolucionando. Alba Castellvi nos indicó que a nuestros adolescentes les falta una parte pequeña “pero crucial” en el cerebro, una sustancia en el córtex prefrontal: la mielina, que recubre las neuronas del cerebro, y es la que facilita analizar las situaciones, planificar a la largo plazo, valorar las consecuencias, empatizar, regular nuestro estado ánimo y nuestras emociones y frenar los impulsos. Es decir, en sus cerebros hay menos mielina que en los cerebros de los niños. Y de ahí que sus desafíos tengan un responsable.
Nuestros adolescentes “son eficientes y evitan a toda cosa las responsabilidades, sobre todo si en casa ya hay alguien que lo hace. Hay que dar un paso atrás y dejar de ocuparse de algunas cosas para que la convivencia mejore”, fue el consejo de esta socióloga.
“A nuestros adolescentes les falta mielina, que es la sustancia que se ocupa de empatizar, frenar impulsos o regular las emociones”, Alba Castellvi
2.Trabajar nuestras propias expectativas
Esta es una condición imprescindible para poder “convivir sin problemas e incluso disfrutar de nuestros hijos. Pero para eso tenemos que estar tranquilos”. ¿Y cómo lo conseguimos? Pensando que esta etapa “acaba mejor de lo que empieza. La prueba está aquí entre nosotros”. En este sentido, nos dijo, los padres tenemos una expectativa clave que es la que suele encontrarse siempre en la raíz: la de que valoren lo que haces. “Esperamos que estén agradecidos, pero no lo están porque están acostumbrados, para ellos lo habitual es el apoyo incondicional. Y como es lo normal, lo que destaca es su ausencia”.
“Los padres tenemos una expectativa clave que es la que suele encontrarse siempre en la raíz: la de que valoren lo que haces”, Alba Castellvi
3.Hacer magia con las palabras
Es muy útil cuando nos comunicamos con nuestros hijos utilizar el silencio: cuando nos hablan mal por un lado (podemos decirles “continuaremos hablando de esto cuando repares el malestar causado”) y cuando nos cuentan en confianza o nos explican algo importante para ellos. No debemos interrumpir ni dar nuestra opinión para juzgar o criticar a sus amigos. En lugar de eso, Alba nos sugiere hacer preguntas para saber más acerca de lo que nos cuentan y para mostrar interés.
Y esto es así porque cuando nos sentimos comprendidos y escuchados tenemos más ganas de volver a confiar en esa persona en un futuro. Por eso, los padres, antes de expresar nuestro malestar cuando nos cuenta algo nuestro hijo, hemos de respirar, preguntar, agradecer su confianza y antes de dar nuestra opinión pedirles su autorización o decirles “pensaré en eso y otro día lo comentamos”. De este modo, generaremos relaciones de confianza con nuestros hijos.
Además, Alba Castellvi nos regaló unos trucos comunicativos para hablar con nuestros hijos adolescentes:
- Proponer, en lugar de ordenar
- Apelar a su iniciativa
- Aportar frescor a nuestras palabras en lugar de juicios o reprimendas (por ejemplo, pedir perdón)
- Hablarles del beneficio que nos aporta su ayuda
- Realizar comentarios amables, tener buenas palabras, sonrisas y caricias para ellos que refuercen sus buenas conductas
Una conferencia de lo más práctica, en el marco de un evento inspirado por la Fundación Disa y patrocinado por Totto, el Colegio Hispano Inglés, la Universidad Fernando Pessoa, Multiópticas, organizado por Canarias 7 y con la colaboración de la Fundación Nos movemos.