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Koncha Pinós: “Los hijos no pertenecen a los padres, eso es una ilusión”

Esta psicoterapeuta y politóloga experta en derechos humanos estudió el desarrollo del cerebro en edades tempranas. En esta conversación nos recuerda cuál es nuestra verdadera naturaleza, como padres e hijos

¿Los niños son buenos o malos por naturaleza? ¿Qué parte va en el ADN y cuál en el ambiente en el que se crían? ¿Qué podemos hacer los padres y madres? Koncha Pinós ha indagado, en el libro La belleza de ser bueno, en la neurociencia. En esta entrevista nos da respuestas de lo más clarificadoras. Algunas de ellas controvertidas, pero que reflejan un profundo estudio de la bondad desde una mirada neurocientífica y cómo esto puede ayudarnos a acompañar a nuestros hijos de la manera más respetuosa posible. Y es que, como dice esta psicoterapeuta y politóloga especializada en inteligencias múltiples, “los niños son buenos por naturaleza, pero la bondad se tiene que cultivar y enseñar desde una edad muy temprana, ya que la educación es la responsable de activar las fuerzas innatas que permitirán que perdure”.

 

¿Qué papel tiene la neurociencia en la bondad de nuestros hijos?

La neurociencia nos ha demostrado en las últimas décadas que los padres necesitamos conocer cómo funciona el cerebro de nuestros hijos, sus etapas, retos, potencialidades y límites. Tanto como conocemos el desarrollo de su cuerpo o la evolución de su mente.

También hemos observado que la sociedad ha cambiado mucho en tan solo 3 años Elementos como la empatía, el altruismo, la compasión… no estaban ni siquiera en el alfabeto científico. Ahora sabemos que un ser humano para ser educado no necesita solo adiestramiento cognitivo sino también metacognitivo. La bondad es la base de ese cerebro que va evolucionando y por tanto la base de la educación desde la edad temprana.

 

¿Qué es imprescindible tener en cuenta a la hora de educar en la bondad?

Conocer cuál es la génesis de la bondad, cómo hemos llegado a tener esta relación con la bondad, que no viene de ahora. En el libro relatamos la historia de la bondad, desde qué significa, a qué significados se le ha dado a través de la historia. Es imprescindible conocer qué es la bondad porque esta puede activar una serie de fuerzas innatas, o en su ausencia inhibir las mismas.

 

Los niños son buenos por naturaleza. ¿Por qué hay que enseñarles desde pequeños entonces a ser buenos?

Los bebés tienen preferencia por la bondad innata, pero a través de una serie de experiencias, relaciones con el medio y observaciones pueden dejar de preferir la bondad, y apostar por abandonarla.  Más que enseñarles a ser buenos, que ya lo son, es enseñarles a preferir la bondad frente a la maldad. Recordar que la parentalidad no es un acto de enseñar, sino de mostrar potencialidades para la comprensión de que es mejor preferir la bondad. Es un ajuste interesante el termino de preferir la bondad.

“Más que enseñarles (a nuestros hijos) a ser buenos, que ya lo son, es enseñarles a preferir la bondad frente a la maldad”, Koncha Pinós

Para que los padres eduquemos en nuestros hijos en la bondad hemos de ser previamente buenos nosotros. ¿Por dónde empezamos?

Es una pregunta muy interesante. Los seres humanos somos seres en continua maleabilidad, tenemos el potencial de cambiar del bien al mal y viceversa. Creernos que somos buenos o somos malos es algo simplista. Creo que cada persona hace lo mejor que puede en cada momento, con lo que es y lo que sabe. Los padres y educadores- ya que un niño no se educa solo en la familia, sino en sociedad- tienen la obligación de actualizar los conocimientos a los tiempos que vivimos. Saber educar hoy no es lo mismo que hace dos o tres décadas, la educación es una mirada dinámica en la historia.

Los padres debemos preferir la bondad en la relación con nuestros hijos. Claro que tiene matices, y en el libro lo explico. Decir no, también puede ser bondadoso. Educarnos como seres humanos es algo que tenemos que hacer todos, así pues, en relación a la pregunta, diría que cualquier persona que pretenda educar a otra, debe de tener un cultivo de la bondad como preferencia. Empezar por reconocerlo es el primer paso, y luego cultivarla día a día. Nosotros hemos construido un programa de un año completo, con el libro digital, donde puedes observar cómo la bondad tiene muchos matices para trabajar.

 

Si hablamos de bondad/maldad… ¿estamos cayendo en etiquetar?

Si claro que sí. Algunos filósofos pensaban que el hombre es malo por naturaleza, otros todo lo contrario. Parece como si la reflexión de la bondad, nos plantea dónde está el corazón del hombre. Lo que nos hace actuar bien o mal, no es una condición estable en la existencia, sino una serie de factores. Instintos, habilidades, conducta, contexto, momento… ninguno de ellos es suficiente para que la bondad o la maldad florezca, pero si tenemos una práctica cotidiana de preferir la bondad, entonces es más difícil que caigamos en la inconsciencia o el egoísmo de la maldad.

La realidad es que los bebés tienen conductas altruistas, y los adultos ayudamos más de lo que pensamos, pero necesitamos reflexionar y educarnos en esa reflexión, para que el pensamiento llegue a prever si cooperamos o no. Hacer esa deliberación consciente es la clave, aprenderla desde pequeño es lo ideal.

 

Los padres siempre nos cuestionamos si educamos de tal o cual forma y cómo eso les va a afectar en un futuro. ¿Qué les dirías? 

Les diría que los hijos no pertenecen a los padres, eso es una ilusión. Los hijos nacen en un tiempo y pertenecen a la época que les ha tocado vivir. Viven en un contexto y son hijos de la realidad. En unas familias y son hijos de sus tribus, de sus genes, de su intergeneracional. Son hijos de sus profesores, de sus escuelas, de la metodología que usan con ellos, de sus compañeros, de sus amigos. Y también de sus padres. Pero los padres no tenemos el 100% de influencia en su desarrollo, eso no es cierto.

“Los padres no tenemos el 100% de influencia en el desarrollo de nuestros hijos”, Koncha Pinós

Pero en las etapas primarias tenemos una influencia fundamental, por ejemplo, en el embarazo. El rol de los padres es el de acompañar a un ser humano, que tiene dignidad, y conciencia. Estar disponible a fortalecer sus experiencias de manera proactiva, sentirse apreciado, sentirse cuidado y sentirse seguro. El desarrollo de un vínculo seguro en la etapa primaria es fundamental en el desarrollo. Podríamos simplificar diciendo que sería amando a los hijos, pero ni aun así sería suficiente, porque es mucho más que amor.

 

¿En qué situaciones es importante trabajar en la neurociencia de la bondad?

En el libro hay muchos ejemplos sobre cómo trabajar con niños, adolescentes o adultos en darle sentido y significado a la bondad sana, el trauma ayuda a superar duelos y conductas difíciles, e incluso si eso no es bastante a aceptar aquello que no podemos cambiar.

El ejemplo más hermoso de cómo la neurociencia de la bondad opera en nosotros es simplemente observar nuestra evolución. Estamos aquí, por procesos de bondad, sin ese proceso de bondad, donde han participado miles de personas que ni siquiera conocemos, nosotros no hubiéramos llegado a ser quienes somos.

 

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Hoy seremos nosotros quienes te demos las gracias por confiar en nuestro trabajo. Mañana serán tus hijos quienes te agradezcan haberte formado en tu labor educativa y haber pensado en ell@s.

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Lara Fernández

Lara Fernández

Periodista especializada en Educación y maestra de Educación infantil
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Mª Jesús Álava, Helena López Casares, Borja Vilaseca, Antonio Ortuño, Félix Muñoz, Heike Freire, Gregorio Luri

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