Nuestros hijos ya no son niños. Han crecido, se han convertido en adolescentes y, como es normal, ya no quieren salir siempre con nosotros, también necesitan salir con sus amigos para pasárselo bien y utilizarlo como válvula de escape. Quedan para dar un paseo, ir al cine o simplemente se juntan en la calle para pasar el rato.
Hemos hablado con Teresa Jiménez, psicóloga especialista en niños y adolescentes, quien nos ha dado las claves sobre todo lo que nos preocupa a los padres y cómo podemos gestionar las primeras salidas de nuestros hijos.
Pregunta: ¿Cómo debemos dar el paso de que nuestro hijo adolescente empiece a salir con sus amigos?
Respuesta: Este paso lo dan ellos en realidad. Llega un momento en que te lo piden, lo necesitan. El adolescente valora mucho su intimidad, su grupo de amigos y sentir que solo también puede y que se confía en él.
Es normal que nos asuste, nos imaginamos la peor de las situaciones, pero no debemos dejar que nuestros miedos nos hagan tomar decisiones que nos alejen un poco más de nuestros hijos. Vamos a reflexionar cómo cubrir las necesidades del adolescente de forma que para nosotros no suponga un estrés que nos desborde y genere un conflicto.
P: ¿Cómo podemos reducir nuestra preocupación por sus salidas?
R: Una de las claves para seguir conectados con nuestros adolescentes es escucharles. En ocasiones, sólo nos imponemos y les aconsejamos lo que haríamos nosotros o lo que nos dejaron hacer a su edad (recuerda: fue otro tiempo, otras circunstancias), pero no les dejamos participar en la decisión.
La siguiente clave es la negociación. Tenemos que llegar a acuerdos haciéndoles ver nuestros miedos y preocupaciones, siendo sinceros. No siempre son realistas. Les podemos acompañar hasta el lugar, estar por allí, quedar en un mensaje a una hora determinada, recogerles en un punto, conocer a los amigos o tener algún otro teléfono… pero en ningún caso podemos estar constantemente controlándoles durante la salida ni llamándoles a cada rato porque perderán la confianza en nosotros (y esto durante la adolescencia sería romper una línea muy fina que puede unirnos o separarnos en este período tan crítico en nuestras vidas).
Conforme vayamos viendo que cumplen y que son responsables, podemos ir destensando la cuerda y marcando límites que nos aporten seguridad a todos.
“Nuestros miedos no nos pueden alejar de nuestros hijos” Teresa Jiménez
P: ¿Hasta qué punto hay que mantener la supervisión paternal? ¿Dónde empieza y dónde termina esta responsabilidad de los padres?
R: Más que supervisión (que implicaría hacer de detective, cosa que, como hemos comentado antes, no recomiendo) es interés por cómo lo han pasado, sobre lo que han podido sentir o vivir. Hasta donde quieran contarnos (yo tampoco les cuento todo), pues es necesario respetar sus silencios o su intimidad. Si algo nos preocupa por su actitud, entonces sí podemos ser francos, preguntar y observar, pero siempre en un espacio de tranquilidad y respeto, sin juicio. Es la única forma en la que no se cerrarán como ostras.
Necesitamos aprender y saber sobre esta etapa tan maravillosa y compleja, ya que nos dará tranquilidad, normalidad y nos aportará calma para enfrentar determinadas actitudes o comportamientos que, a priori, pueden asustarnos. No podemos tener control sobre todo, pero sí podemos darles herramientas para empoderarse y que aprendan a pensar por sí mismos, a defenderse o a decir ‘no’ sin dejarse arrastrar por la masa (teniendo en cuenta que tienen una gran necesidad de pertenencia al grupo de iguales).
P: ¿Cómo enfocamos el control sobre cosas suyas como con quién sale, dónde va, qué hace y otros aspectos de su vida, sin vulnerar su intimidad?
R: A mí me asusta la palabra ‘control’. El adolescente es un ser que necesita construirse a sí mismo y pone en duda todo lo aprendido exponiéndose y aprendiendo con situaciones que, como padres, nos encantaría evitar, pero son inevitables. Por eso, más que control debemos ser la red de sostén y apoyo que siempre estará ahí, no haciendo personal los desplantes, desaires o el no querer estar con nosotros (es normal, es la etapa). Sé que es muy complicado y, en ocasiones, parece imposible. Recordemos nuestra etapa adolescente, cómo nos sentíamos y sanemos primero nosotros nuestras heridas (podemos necesitar ir a terapia).
P: ¿Cuáles son los errores que debemos dejar de cometer con nuestros hijos e hijas adolescentes en relación a cuando sale con sus amigos?
R: Tenemos que evitar hacer de detectives, juzgar sus amistades y gustos, y querer controlarles. Tampoco podemos decirles lo que deben o no hacer, ni no escucharles ni dedicarles tiempo (basado en sus intereses no en los nuestros).
