En nuestra faceta de padres, estamos llenos de buenas intenciones, pero hay ocasiones en las que, de manera involuntaria e inconsciente, les hacemos un flaco favor a nuestros hijos e incluso podemos perjudicarles. Una de estas ocasiones tiene que ver con la aventura de leer y escribir.
Cuando nos sentamos con ellos en aras de fomentarles ese amor y ese hábito tan saludable por la lectoescritura cometemos algunos errores que podemos evitar. Con la ayuda de Leolandia y de la experta Maite Vallet desgranamos cuáles son y cómo evitarlos para que nuestros hijos sean auténticos LEOnes y LEOnas.
1.No tener libros en casa. Es un buen ejemplo que nos vean leer. Si nuestros hijos nos ven leyendo de manera cotidiana, les resultará más fácil imitarnos. Por otra parte, seamos o no lectores, la mejor ayuda es establecer el tiempo de los cuentos como una actividad integrada en su día a día. De esta manera, adquirirán con entusiasmo el hábito lector.
2. No leerles cuentos. Contarles cuentos les motiva a leerlos y, a su vez, establecemos vínculos afectivos compartiendo tiempo y momentos que podrán incorporar a su mochila de entrañables recuerdos.
3. Juzgar o condicionar sus intereses literarios. Cada persona y cada niño es un mundo, y sus intereses y necesidades son diferentes. No debemos imponerles lecturas que a nosotros nos parecen atractivas para nuestros hijos, cuando a ellos no les motivan. Es importante dejarles libertad de elección, siempre teniendo en cuenta su desarrollo emocional, cognitivo y lector.
4. Obligarles a leer y escribir. Les generará rechazo en lugar de interés si se lo imponemos. El gusto por los libros se adquiere de manera autónoma y no forzada. Nuestra labor consiste en acercarles al fascinante mundo de los cuentos.
5. Utilizar la lectura o la escritura como castigo. Nunca debemos utilizarlas ni como castigo ni como chantaje. Son actividades relajantes que cubren un tiempo mágico para disfrutar, soñar, descubrir historias fantásticas… un hábito beneficioso; sin duda utilizarlo como castigo les perjudica.
6. Leer en voz alta. La lectura en voz alta no debería ejercitarse hasta haber logrado la lectura personal. Para conseguir la concentración que requiere la comprensión lectora, es imprescindible que lean, ellos mismos, en silencio. Solo cuando hayan interiorizado la lectura personal, estarán preparados para realizar la lectura expresiva, en voz alta.
7. Centrarnos en la importancia de las letras cuando nuestros hijos leen y escriben. Las letras no son las protagonistas, tan solo son un instrumento, una herramienta para leer y escribir; aprenderlas les confunde. No deben realizar ningún juego con letras sueltas. Proponemos realizar juegos que fomenten la lectura global de palabras. Estos juegos les permiten conocer el mensaje que transmiten las palabras sin necesidad de conocer las letras que las componen.
8. Usar la letra mayúscula. Las mayúsculas son más fáciles de trazar, pero únicamente las utilizamos con nombres propios, después de punto y al iniciar un escrito. Por este motivo, es importante que recurramos a la letra que más se utiliza, la letra cursiva minúscula. Les cuesta más y por lo tanto deben aprender a escribirla cuando su desarrollo psicomotriz se lo permita, a partir de los 4-5 años.