En esta tercera entrega de cuestiones relacionadas con la Educación Emocional en el aula, os presentamos a Jorge Largo, director del área pedagógica de los colegios Irlandesas Loreto, quien nos ha planteado una pregunta muy interesante sobre este proceso de enseñanza: “¿Se contribuye desde La Ley Orgánica de la Educación (LOMLOE) que los proyectos curriculares permitan el desarrollo de las competencias en Educación Emocional? ¿Cómo la aterrizamos en el aula y acciones para hacer en el aula?”.
Cristina Gutiérrez Lestón, experta en Educación Emocional y creadora del Método La Granja ©, responde afirmando que la LOMLOE, efectivamente, contribuye, aunque añade que “aún falta el despliegue para facilitarlo”.
La importancia del vínculo entre profesor y alumno
Lo cierto es que la Educación Emocional es una facultad de consideración vital en el ser humano. Y es que está demostrado que desarrollar habilidades emocionales y adquirir nuevas competencias resulta fundamental para la felicidad y el crecimiento personal. Especialmente en el ámbito educativo porque las emociones influyen en la capacidad de razonamiento, la memoria, la toma de decisiones y la actitud para aprender. “La clave está en el profesor porque la Educación Emocional no es una asignatura, es algo transversal”, explica la experta para aportar una primera visión general sobre esta temática.
En este sentido, Cristina Gutiérrez señala que “no podemos pretender educar a alguien del que sabemos muy poco”. Resulta imprescindible que los docentes conozcan a sus alumnos, ya que estandarizar es un problema a la hora de enseñar. El profesor no puede tratar a un alumno como un simple receptor de información, lo ideal es establecer un vínculo entre el maestro y el estudiante. El vínculo es clave para favorecer el desarrollo del aprendizaje de cada uno de los alumnos y ello aumentará su rendimiento académico.
Técnicas para trabajar la Educación Emocional en el aula
En relación a la segunda pregunta del director académico Jorge Largo: “¿Cómo la aterrizamos en el aula y acciones para hacer en el aula?”, la especialista responde que “el primer paso es el querer” y nos advierte de que no todos querrán al principio. Por eso, nos anima a que “empecemos con las personas motivadas, con los que quieran, y poco a poco ya vendrán los demás”.
El segundo paso que Gutiérrez nos indica es que busquemos “recursos prácticos, pero con rigor”. Por ejemplo, dos libros que nos pueden ayudar son de la propia autora Cristina Gutiérrez, Entrénalo para la vida o Crecer con valentía. Hay muchos recursos con dinámicas para hacer en el aula, “también tenemos colecciones de cuentos, plataformas educativas, vídeos y conferencias que nos pueden servir”.
El tercer paso que la experta nos recomienda es “buscar sinergias con otros centros educativos que vayan avanzados con el tema o aprovechar lo que ya existe”. Un buen ejemplo sería realizar una excursión para convivir y estar en contacto con la naturaleza. En La Granja Escuela de Madrid, situada en Fuentidueña de Tajo, podemos realizar actividades como montar a caballo, circuito de la cohesión o navegar en equipo. “Normalmente cuando hacemos estas actividades el impacto es muy alto, pues el método que utilizamos de La Granja, está demostrado científicamente y es un momento además genial para quienes no les guste este tema de la Educación Emocional o duden de él, pueden verlo o incluso vivirlo en su propia piel”.
El cuarto paso es “muy importante, consiste en cohesionar el claustro y se puede hacer de muchas maneras”, cuenta la especialista. Y, por último, nos aconseja “crear conciencia en las familias”. Por ejemplo, enviando cada mes un breve discurso o vídeo para que los padres podamos practicarlo en casa. Con todas estas herramientas para trabajar en el aula, la Educación Emocional estará a salvo y la relación entre profesores y alumnos más viva que nunca.
Puedes ver en este vídeo la pregunta de Jorge Largo, director del área pedagógica de los colegios Irlandesas Loreto, y la respuesta de Cristina Gutiérrez Lestón, directora de La Granja.