Con la llegada del verano y las vacaciones es normal que nuestros hijos quieran quedarse más rato con los amigos o incluso que nos pidan salir de noche a alguna fiesta o a una discoteca. Este momento llega cuando menos lo esperamos. Aunque nos cueste dar este paso, es fundamental que sepamos que la socialización en esta etapa de la adolescencia es muy importante y estar con sus amigos, pertenecer a un grupo, sentirse aceptado e integrado tiene una influencia muy positiva en la autoestima y en el desarrollo de nuestros hijos.
¿Por qué de pronto empiezan a querer salir solos y boicotean los planes familiares? Porque necesitan hacer planes sin nosotros y separarse” momentáneamente” del que ha sido hasta ahora su grupo, es decir, la familia.
Cuando empiezan a salir solos, se sienten libres, están sin adultos, es de noche, pueden decidir lo que quieran, están con sus amigos, se sienten fuertes y les invade una sensación inmensa de felicidad con las hormonas disparadas. A los padres y madres nos vienen todos los miedos juntos y todos los escenarios posibles, y, no te voy a mentir, es lo que sentimos todos los padres. Soltar cuesta, y mucho. Sin embargo, no por ello debemos prohibir a nuestros hijos que salgan.
Aquí van algunas propuestas que te pueden ayudar cuando lleguen las primeras salidas de
tu adolescente:
- Lo primero que debemos tener claro los padres es a partir de qué edad les vamos a dejar salir solos y adónde. Al igual que habrá puntos que se puedan negociar y otros no. Esto es importante tenerlo claro porque si no podemos caer en la tentación de ceder cuando nos digan la frase “es que los demás si van y yo soy el único que no puede, que no le dejan…” Es importante que encontremos un equilibrio entre lo que ellos quieren y lo que queremos los padres.
- Comunicarnos con ellos de manera asertiva y clara va a ser clave. Como adultos deberemos ser nosotros los que dirijamos las conversaciones con asertividad, vamos a escucharlos y vamos a expresar nuestra opinión.
- La hora de la llegada es otro de los puntos que más intranquilidad nos genera a los padres y que suele provocar el conflicto. La herramienta que te propongo es la negociación, así como pactar con ellos las consecuencias, que no castigos, relacionadas con lo que se hayan saltado. Debemos ser coherentes y consecuentes con lo que hayamos acordado con ellos, es decir, mantengamos las consecuencias pactadas.
- Establecer con ellos claramente cómo van a ir a ese sitio, con quién y cómo vuelven. Aquí podemos acordar con otros padres cómo nos turnamos para llevarlos y recogerlos. Si lo que te preocupa son los amigos con los que va y las nuevas amistades de este verano, intenta conocerlos y mostrar interés por ellos, así como por los planes que tienen para salir, siempre desde la curiosidad y no desde el control. Recuerda que los adolescentes tienen muy buenas antenas para esto.
- Hablar abiertamente con ellos de situaciones que van a encontrarse si les ofrecen alcohol, tabaco o drogas, subirse al coche de alguien que acaban de conocer o de un amigo que haya bebido…Nosotros no vamos a estar ahí con ellos, de modo que el que puedan expresar lo que quieren es fundamental para que puedan decidir en cada momento lo que es mejor para ellos. Expresarse sin miedo a sentirse juzgados es algo que empieza en casa, de ahí la importancia de escucharlos, dejar que se expresen y que aprendan a decir “no”.
- Podemos ofrecerles nuestra ayuda si se ven en una situación difícil o peligrosa, que sepan que pueden contar con nosotros y que vamos a estar ahí para ayudarles y no para juzgarles. Si hay que reconducir alguna conducta lo haremos al día siguiente y no en el momento que nos han pedido ayuda. En ese momento de vulnerabilidad lo que necesitamos todos es un “refugio”. Las reflexiones las haremos en otro momento, así daremos tiempo a que las emociones, tanto suyas como nuestras, bajen.
- Tampoco debemos olvidarnos del ritmo circadiano, es decir, el ritmo del sueño, que precisamente, cambia en la adolescencia y necesitarán despertarse más tarde. Aquí podemos acordar una hora máxima para levantarse, teniendo en cuenta que estamos de vacaciones y que, quizás podemos tener un poco más de manga ancha con los horarios.
- Cuando hablemos con ellos es recomendable expresarnos desde la calma y no desde el miedo. Darles información en lugar de alarmarlos nos abrirá la posibilidad de que nos escuchen y nos tengan en cuenta. De lo contrario nos tacharán de “exagerados” y puede ser que desconecten cuando les hablemos. Acuérdate de tus primeras salidas en tu adolescencia, ponte en el lugar de tu hijo y empatiza con lo que siente. Recuerda también que había muchas cosas que no contabas en casa y que, por muy buena comunicación que tengas con tu adolescente, habrá cosas que no te va a contar. Olvídate de los sermones interminables que ellos no van a escuchar y solo sirven para tranquilizar nuestra conciencia como padres. En lugar de eso puedes
expresarle clara y brevemente cómo te sientes como adulto ante las salidas nocturnas, cómo te gustaría que se comporte cuando salga y qué es lo que esperas de las reglas acordadas. - Aprovecha el verano para pasar más tiempo con tus hijos, buscar actividades que les gusten a ellos, escucharlos y reforzar ese vínculo tan importante. Claro que habrá momentos de desacuerdos y de discusiones, pero los podemos equilibrar compartiendo tiempo con ellos y disfrutando de ellos.
Recuerda que nuestro objetivo como padres no es pretender que nuestra relación con ellos sea de 10 todo el tiempo o no tener discusiones con nuestros hijos , sino que nuestro objetivo debería centrarse en que cuando aparezcan esas discusiones y desacuerdos saber qué herramientas tengo y cómo las puedo poner en práctica.