El conflicto es positivo. Y podemos aprender de él. Raúl Saavedra, fundador y director del Instituto Interdisciplinar de Resolución de Conflictos (REDECO) nos cuenta, a lo largo de esta entrevista, cómo extraer algo positivo de esas situaciones que se nos presentan día a día con nuestros hijos. Saavedra será, además, uno de los ponentes del evento que celebraremos el próximo 11 de marzo en el Teatro Cuyás de Las Palmas de Gran Canaria.
1.¿Es positivo el conflicto en la educación de nuestros hijos? ¿De qué modo?
El conflicto es inherente a la vida y sus circunstancias y, en gran medida, es inevitable. Por ello lo importante es entender que el aprendizaje de estrategias para afrontarlos, gestionarlos y transformarlos incrementa las posibilidades de que se conviertan en una auténtica oportunidad de aprendizaje y adquisición de competencias imprescindibles para la vida para los chicos y chicas. Indudablemente para ello necesitamos adultos que aborden los conflictos con esa mirada optimizadora y mediante estrategias potentes de comunicación, actitud y habilidades educativas adecuadas.
“Si tratamos bien el abordaje de los conflictos, estos nos pueden ayudar a desarrollar competencias”, Raúl Saavedra
2.¿Cómo podemos aprender de esos conflictos y convertirlos en una oportunidad educativa?
Si tratamos bien el abordaje de los conflictos, estos pueden ayudar a desarrollar competencias como las de aprender a aprender, social y ciudadana, tener iniciativa, capacidad de escucha y habilidades comunicativas, herramientas para la negociación y la toma de decisiones. Por otra parte, se generan importantes procesos de destrezas de pensamiento causal, alternativo, consecuencial y muy importante el de perspectiva. Es el pensamiento en perspectiva el que permite desarrollar la empatía. Educar en el conflicto es también educar en la resiliencia, pues capacita para dar respuesta a situaciones adversas y salir fortalecidos.
No hay mejor forma de educar en el conflicto que desde el propio conflicto mediante el aprendizaje significativo. Dotar de herramientas para transformar los problemas en oportunidades de aprendizaje es la mejor herencia que les podemos regalar a nuestra infancia y juventud.
3. Cuando hablamos de conflictos pensamos en momentos de tensión, protagonizados principalmente por nuestros hijos adolescentes y por nosotros mismos. ¿Pero los conflictos se producen en todas las etapas?
El conflicto es una situación en la que existen discrepancias de intereses, necesidades, valores, etc., en donde juegan un papel muy importante las emociones, por tanto, es común en cualquier edad o etapa de la vida. Desde temprana edad se manifiestan conflictos con los padres, con el grupo de pares, con docentes…, es normal, ya que entendemos que la convivencia es compleja. No obstante, la tarea de aprender y enseñar a convivir positivamente es sumamente apasionante y necesaria. Lo importante en la tarea de educar es ejercer un modelado educativo valioso que permita enseñar que los conflictos se pueden gestionar desde la comunicación eficaz, el poder de la palabra y el acuerdo. Las estrategias de cultura de paz se deben implementar desde la educación infantil.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que una adecuada intervención en el conflicto debe ser proactiva, es decir anticiparnos a que estas situaciones generen grandes momentos de tensión y poder desescalar el conflicto desde una perspectiva preventiva y profiláctica.
“En Educación infantil se condensa en pocos años el registro completo de sentimientos y emociones que nos van a acompañar durante toda la vida”
4. ¿De qué manera podemos gestionarlos en edades tempranas sobre todo cuando no tienen esa capacidad comunicativa o de empatía?
La etapa de la educación infantil, es uno de los ámbitos más interesantes para abordar y ocuparse de la resolución de los conflictos ya que en esta edad se fortalecen los cimientos de la educación en los que se irá sosteniendo y formando la persona. Como señala Estela Flores Ramos, “en la etapa infantil se condensa en pocos años el registro completo de sentimientos y emociones que nos van a acompañar durante toda la vida y que dan origen a conflictos subjetivos e interpersonales que deberemos aprender a gestionar para alcanzar una buena calidad de vida”. De aquí la importancia de trabajar la resolución de conflictos y educación emocional desde esas edades. Desde REDECO desarrollamos diferentes acciones dirigidas a la etapa de infantil en materia de convivencia positiva y resolución de conflictos con resultados extraordinarios. En este sentido hay que tener en cuenta el maravilloso trabajo que realiza el profesorado de infantil en los centros educativos y familias que son conscientes que esta etapa es crucial para este tipo de aprendizaje.
5. ¿Existen los conflictos pacíficos y, sobre todo, la resolución pacífica de los mismos?
En demasiadas ocasiones conflictos normales en la convivencia pueden escalar y convertirse en situaciones violentas, y a contrario, situaciones de confrontación hostil pueden transformarse en situaciones pacíficas y conciliadoras con alto valor educativo. Ello va a depender de las habilidades que utilicemos ante esas situaciones. Enfocarnos hacia un proceso de soluciones proactivas, de entendimiento, escucha y acuerdo incrementan las probabilidades de resultados pacíficos de resolución.
6. ¿Y qué podemos hacer los padres durante los conflictos cuando estos nos desbordan? ¿Existen herramientas o recursos a los que podemos recurrir?
Hablamos mucho de la importancia de la educación emocional dirigida a los niños y niñas, pero los adultos necesitamos formarnos también en gestión emocional, precisamente para aprender a que estos no nos desborden y tratarlos con estrategias educativas correctas y para que no afecten a nuestra salud emocional. Mantener la calma, elegir el lugar y el momento adecuado, preguntar abiertamente por la situación y por los sentimientos mediante escucha activa, dando la posibilidad de que pueden expresar libremente sus opiniones y sentimientos ayudar a reflexionar y negociar soluciones, empatizar con sus necesidades, validar sus emociones y llegar a acuerdos, pueden ser recursos que permitan que los conflictos se puedan resolver y no desbordarnos. No obstante, por diferentes motivos, no siempre estas estrategias podemos dar respuesta a las situaciones. Por lo que requeriremos ayuda formativa u orientación especializada.
Los padres y profesionales que se dedican a la educación infanto-juvenil deben formarse, prepararse y actualizarse para dar respuesta a los desafíos que presenta el maravilloso mundo de la educación. Existen mucha oferta formativa gratuita dirigida a familias, impulsadas por AMPAS, entidades y Administraciones que pueden ser oportunidades muy valiosas para fortalecer competencias parentales en materia de educación. Por otra parte, es importante saber pedir ayuda cuando lo necesitemos a centros dedicados a la orientación y mediación familiar, a profesionales de la psicología o la pedagogía, para que puedan guiarnos en el manejo adecuado de situaciones complejas.
Corren tiempos complejos para nuestra salud mental y especialmente para la de nuestra población infanto-juvenil. Generar procesos de convivencia positiva, de resolución constructiva y pacífica de los conflictos y aprender a navegar en el infinito universo de nuestras emociones son factores claves para cuidar nuestra salud y labrar caminos hacia el bienestar emocional.
Si te ha parecido interesante la entrevista, no te pierdas a Raúl Saavedra en nuestro evento el próximo 11 de marzo en Las Palmas de Gran Canaria.
En nuestra comunidad podrás acceder a cursos como el de ‘Aprender a gestionar conflictos’, de Begoña Ibarrrola, Fernando Botella, Javier Urra, Maite Vallet y José Ramón Gamo.
