Empecemos con una pregunta: ¿Por qué crees que hay tantos huérfanos en los cuentos? ¡Los padres molestamos! No hay manera de hacer avanzar una historia con los padres de por medio. Por eso, los escritores de literatura infantil y juvenil, los matamos o los enviamos lejos o los petrificamos… da igual, lo primero que debes pensar es la manera de deshacerte de los papás y de las mamás. ¡Normal! Si yo fuera el padre de Harry Potter le diría que no le hiciera caso a ese tal Voldemort:
—Oye, y si te molesta, tú se lo dices a la profesora, pero tú no te pelees, cariño.
Bromas al margen, los padres y madres acostumbramos a olvidar que esto de la educación no va de nosotros. Va de ellos. No es nuestra historia, es la suya. No se trata de preguntar qué hacer o cómo hacerlo, sino para qué lo estamos haciendo. Y, ¿cuál es la finalidad de las historias que nos han marcado? Que el protagonista llegue a ser el héroe que está llamado a ser. Sin más. Esto lo podemos ver tanto en Harry Potter, como en la Guerra de las Galaxias como el más reciente éxito popular como es Miércoles Adams. Cambia la forma, pero siempre, siempre, el protagonista hace un viaje para convertirse en aquello que está llamado a ser. Con nuestros hijos sucede lo mismo. Si educamos es para que lleguen a ser los héroes y las heroínas que pueden llegar a ser. Para que desplieguen todo su potencial. Es su viaje, su aventura, su historia. Nadie puede viajar por ellos. El protagonista del viaje debe hacer el viaje. Parece algo obvio y, tal vez por eso, tendemos a obviarlo.y
Los padres y madres acostumbramos a olvidar que esto de la educación no va de nosotros. Va de ellos
Sí, toda historia, tiene un protagonista. Y sí, el origen etimológico de la palabra protagonista es muy revelador, proviene del latín protos (primero) y agonistis (luchador o jugador). Literalmente, luchador principal. Deben luchar ellos, deben enfrentarse ellas a los desafíos, retos, pruebas… No nosotros.
Y ya que estábamos con Harry Potter, él nos ayudará a entender cómo es ese viaje que deberá hacer nuestro hijo, tenga la edad que tenga, para ser el héroe que está llamado a ser. Harry Potter, pero también Han Solo, Osiris, Ulises, Moisés, Cristo, Buda…
Para ello, primero necesitamos recurrir a Joseph Campbell, el mitólogo más famoso de todos los tiempos, que descubrió un patrón que se repetía en todas las historias de todas las culturas a lo largo de todos los tiempos: El héroe o la heroína, para convertirse en héroe o heroína, siempre pasaba por una serie de etapas. Si esto es así, nos dice Campbell, es porque estas narraciones míticas son, a su vez, arquetípicas, conectan con nosotros, nuestro inconsciente colectivo y con las transformaciones que cada uno debe afrontar para llegar a ser aquello que está llamado a ser. Estas enseñanzas las escribió en un libro titulado El héroe de las mil caras, a priori un texto destinado al mundo académico. Sin embargo, un joven cineasta, que estaba teniendo dificultades en desarrollar su guion, aplicó el viaje del héroe, paso por paso. Fue así como esa historia conectó con millones de personas que reconocieron algo profundamente verdadero en su película. Ese cineasta se llamaba George Lucas y la película se titulaba La Guerra de las Galaxias. A partir de ahí, el esquema del viaje del héroe se convirtió en una herramienta imprescindible para escribir guiones de cine y novelas, pero también para programas de crecimiento personal, autoconocimiento… El viaje del héroe ha ayudado a millones de personas en todo el mundo. Porque conecta, porque es un sistema metafórico que hace que comprendamos el misterio de la vida de otra manera, desde otras perspectivas. Porque, al fin y al cabo, todos y todas queremos llegar a ser los héroes y heroínas que podemos llegar a ser.
Debemos conseguir que nuestros jóvenes héroes sean los héroes de sus propias vidas.
Nuestra misión como educadores no es muy distinta a la de George Lucas, debemos conseguir que nuestros jóvenes héroes sean los héroes de sus propias vidas.
En el próximo artículo vamos a repasar esta estructura, según la simplificación en 12 etapas que hizo Christopher Vogler en su libro El viaje del escritor. De este modo sabremos qué forma tiene ese viaje y qué papel podemos desempeñar nosotros, ya sea como padres, como tutores, como maestros…