A partir del primer año de vida, y hasta los 4 o 5 años, es común que aparezcan las “rabietas” en forma de gritos, enojos, llantos, golpes, pataletas, y otras conductas. Aunque en el momento a veces nos gane la ira o la rabia, no sepamos cómo reaccionar o el cansancio acumulado no nos permita acompañarlos adecuadamente, para saber acompañar a nuestros hijos de la forma correcta, es importante que conozcamos porqué se producen las rabietas.
En esta etapa de desarrollo, su cerebro aún es muy inmaduro y sus emociones muy intensas, por eso se produce un colapso, ya que todavía no pueden regular y comprender sus emociones, entonces reaccionan de la forma que pueden, seguramente nos parecerá que es un modo exagerado, pero simplemente las expresan sin tener en cuenta una gran habilidad emocional: la autorregulación.
Estos berrinches o estallidos emocionales son esperables y, aunque suene raro, sanos, ya que permiten que empiecen a desarrollar el lenguaje expresando con palabras lo que les está pasando, como también incorporar técnicas de relajación o mindfulness para volver a la calma. Como familia tenemos un gran desafío por delante: acompañar con respeto, amor y paciencia estos momentos, sabiendo que son parte del crecimiento.
Como familia tenemos un gran desafío por delante: acompañar con respeto, amor y paciencia estos momentos, sabiendo que son parte del crecimiento.
Todo niño y niña necesita ayuda para comprender la rabieta, para ellos también es un momento difícil, ya que los desbordan sus emociones y nosotros, como adultos, debemos ayudarlos a comprenderlas y gestionarlas de forma adecuada. Principalmente necesitan estar seguros de que el amor de su familia sigue intacto, que los seguimos amando igual aunque se “porten mal”.
5 consejos para acompañar respetuosamente una rabieta.
Aclaración: El adulto es quién debe estar en calma en esos momentos, ya que va a poder regular y contener al niño. Si la persona responsable también está desbordada, será como querer apagar un incendio con más gasolina, imposible ¿no?
- Ponernos a su altura. Hablarles despacio, mirándolos a los ojos.
- Si reaccionan queriendo pegarse a ellos mismo o al adulto, no permitirlo pero expresar: “Si estas enojada y necesitas sacarte el enojo, podes hacerlo apretando fuerte el almohadón”
- Preguntar si aceptan un abrazo o si simplemente quieren que los acompañemos en silencio. El respeto una parte fundamental siempre.
- Poner palabras a lo sucedido: “Te entiendo que querías quedarte un rato más en la plaza, pero es hora de ir a casa”
- Por ultimo: RESPIRA. Recordar que estas situaciones son vividas cotidianamente en todas las casas de mundo, es un momento que luego pasará pero hay que hacerlo de la mejor manera posible.