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La tribu también educa en valores. Ponencia de Gregorio Luri

El pedagogo Gregorio Luri analizó en esta divertida ponencia qué educación en valores transmiten las tribus. A la luz de los datos de los informes PISA, que muestran que los chicos españoles empeoran según avanza la prueba, habló de la necesidad de educar en la perseverancia, con una clave: errorología.

El pedagogo Gregorio Luri analizó en esta divertida ponencia qué educación en valores transmiten las tribus. Se mostró especialmente preocupado por el hecho de que los datos del informe PISA revelan que los estudiantes españoles obtienen peores resultados según avanza la prueba y, por eso, reflexionó sobre cómo educar en la perseverancia. Mostrándonos respuestas insólitas (y muy graciosas) de los niños a preguntas de sus tareas escolares, Luri nos reveló que la clave para educar la perseverancia está en una palabra: errorología, o analizar la lógica que hay detrás de los errores.

Gregorio Luri comenzó indicando que “la tribu educa, obviamente, para bien y para mal”, porque “lo que realmente educa del medio en el que nos movemos son los comportamientos que realizamos espontáneamente. Una persona, especialmente si la admiramos, “nos educa porque nos impregnamos de sus valores, de sus hábitos y de sus conductas”.

¿La tribu valora el éxito escolar?

Cuenta Luri que en el verano del 2009 “hice un viaje a los Estados Unidos, que para mí supuso un cambio relativamete importante en la concepción de muchas cosas relacionadas con la educación”. Por entonces, dice, Obama, en plena campaña electoral, “se dirigía a las comunidades negras diciendo: “Es cierto, el Estado o el Gobierno no se preocupa lo suficiente por vosotros, la política exterior, la policía, etc., pero si un padre decide irse a un bar en vez de quedarse un rato con su hijo, la culpa es del padre, no es ni del Gobierno, ni de la reserva federal ni de la política exterior”. Esto le creó algunas críticas acerbas por parte de algunos líderes de la comunidad negra, que le decían que estaba actuando contra los valores de su comunidad”, nos dice Luri, que considera valioso recordar que “el compromiso que asume un padre con su hijo solo depende de su voluntad”.

En ese momento, se estaba realizando un estudio que se hizo en California, donde constaban “que los resultados académicos de los niños orientales, de los negros, de los hispanos y de los anglosajones eran muy diversos“. Dando por hecho que la genética no sería la razón se pusieron a investigar: “¿Pudiera ser que el valor que cada uno de estos grupos concedía al estudio tuviera que ver con los resultados?”.

Entre la comunidad negra, según constataron los autores del estudio “había un anti-intelectualismo que se había hecho, por decirlo así, glamuroso, hasta el punto de que entre ellos circulaba la idea de que un negro con un libro se está comportando como un blanco”. Así, “suspender se convertía en honorable”, excepto en el caso de “adolescentes negros que consideraban que tenían alguna responsabilidad sobre su propio destino”.

Los hispanos eran muy fatalistas: “Creían que lo que yo soy académicamente depende por una parte de mis genes y por otra parte de cómo le caiga al profesor”. Sin embargo, por esa misma época, “en un instituto en las afueras de Los Ángeles una persona estaba haciendo milagros con adolescentes hispanos que estaban considerados absolutamente al margen”, hasta el punto de que consiguió que tuvieran los mejores resultados en cálculo mental. “Esa persona, que es uno de mis héroes morales, se llamaba Jaime Escalante. Cuando les propuso ser los campeones del cálculo mental en Estados Unidos y los alumnos se rieron de él, “Jaime escribió esta frase que ha creado una corriente educativa muy interesante. Escribió “Everything is posible with ganas” y lo consiguió”.

En el caso de los anglosajones enseguida “se vio que los resultados no excelentes se debían a la cantidad de actividades extraescolares que hacían”. Por otro lado, los niños orientales “tenían asumido que no hay resultado suficientemente malo que no pueda mejorarse con un poco más de esfuerzo” e incluso creían que “la mejor manera de burlarse de los que los ridiculizaban por tener buenas notas era tener buenas notas”.

Y es que está claro que “los valores de mi tribu inmediata no necesariamente son los valores académicos que sirven para tener éxito escolar”. E incluso a veces, “especialmente en sociedades complejas como la nuestra, la tribu educa pero no al ritmo en que el conocimiento avanza”, nos dice Gregorio Luri aludiendo a la “revolución de las STEM (Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas)”, a la que se están adaptando mejor las familias que las escuelas, como demuestra el crecimiento espectacular de los juguetes STEM. Las familias, dice Luri, intuyen que “el conocimiento matemático no es un lujo”.

¿La tribu valora la perseverancia?

Confiesa Luri que “hay un dato que se ha convertido en estos momentos en una obsesión para mí”. En la evaluación del Informe PISA de los niños de 15 años, “los niños españoles y los de Hong Kong no están muy alejados al principio de la prueba. Pero a medida que pasa el tiempo nuestros niños se hunden”. Por eso Luri se pregunta:

“¿Nuestros resultados no excesivamente llamativos en PISA se deben a que nuestros niños tienen peores conocimientos, más deficientes, más bajos que los niños orientales o los niños de Finlandia o se deben a la incapacidad para mantener la atención durante un tiempo continuado? La perseverancia es el factor decisivo del éxito escolar“.

Nos habla Gregorio Luri de que recientemente se ha presentado el estudio Valores y éxito escolar , dirigido por Francisco López Rupérez, y que analiza la relación de los datos de PISA y los valores. “Su conclusión es así de clara”, nos dice Luri: “Los países orientales presentan ventajas comparativas notables con respecto a nosotros simplemente porque creen que el talento es mejorable”.

Errorología para educar la perseverancia

Para trabajar “los valores asociados al aprendizaje que suponen el fomento de la perseverancia y el esfuerzo” Luri nos propone la “errorología. Necesitamos una conciencia crítica del error”. Por eso nos presenta respuestas insólitas de los niños a las cuestiones que se les plantean en ejercicios escolares. Es muy divertido que nos riamos de los errores que cometen los niños espontáneamente. Pero lo que debemos tener en cuenta siempre, si queremos realmente hacerles reflexionar sobre la importancia del conocimiento, los hábitos, los valores, es que el niño suele dar una respuesta correcta a la pregunta que se hace a sí mismo. Por lo tanto, después de reírnos, intentemos hacerle explícita la lógica que hay subyacente a su error”.

 

 

Por ejemplo, en el problema que vemos a la derecha, “¿puedes decir que eso está mal? Igual lo que se valora académicamente no siempre coincide con lo que interpreta el alumno”. Presentándonos más respuestas insólitas, como escribir los siguientes números (que el niño entendió que debían ser los números que seguían a la cifra indicada), nos dice Luri que “el profesor no ha sabido captar lo que está diciendo el

alumno. El niño da la respuesta adecuada a la pregunta que se hace a sí mismo. Y por tanto conviene hacerla explícita para verlo.

Coloca estos números sobre la recta numérica. Pues ha cogido los números y los ha puesto encima de la recta. ¿Pero la respuesta es equivocada o la pregunta está mal formulada?”.

En todos los ejemplos que va poniendo, que nos llevan a la risa, nos pregunta Luri si “las respuestas de los niños son incorrectas o lo que hay aquí es que entre lo que aparentemente dice el problema y la interpretación que hace el niño hay un desfase que hay que llevarlo a la conciencia”.

“Nos falta una ciencia del error”

Luri se confiesa “un gran defensor de la escuela” pero lamenta que “nos falta esa ciencia del error y esa conciencia del error”. No se trata de “decir si está bien o está mal”, sino de reflexionar sobre los errores “para hacer explícita la lógica que hay detrás”. Así, afirma Luri, estaremos “educando en la perseverancia”.

Luri considera que “solo si desarrollamos herramientas que hacen que nuestro hijo o alumno crea que es posible el éxito podrá mantener firme su atención” y afirma que “en estos tiempos la atención es el nuevo cociente intelectual, porque es la que nos permite transformar toda la información que nos rodea en conocimiento”. Para mantener la atención, para educar en la perseverancia, la apuesta de Luri es clara: “Errorología”.

Si te interesa educar en valores como el esfuerzo y la perseverancia, puedes ver estos artículos:

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