¿Qué es el sentido común? Según Definición.de el sentido común son los conocimientos y las creencias compartidos por una comunidad y considerados como prudentes, lógicos o válidos. Se trata de la capacidad natural de juzgar los acontecimientos y eventos de forma razonable.
¿Cómo desempeñarnos con sentido común cuando educamos a nuestros hijos? Parece que es prudente, lógico, válido y razonable que aquellas cosas que les vengan bien y que además les gusten deberían estar entre ellas. Pero no siempre las hacemos.
Aquí tienes cinco cosas que les gustan a nuestros hijos, que les sientan bien y que muchas veces dejamos de hacer:
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Escucharles atentamente
El ser humano tiene cierta “adicción” al reconocimiento. Nos gusta en menor o mayor medida obtener el reconocimiento de los que nos rodean. Y el reconocimiento más primario es ser escuchados. A nuestros hijos les gusta ser escuchados, les sienta bien y es una maravillosa herramienta educativa.
“Hay una gran diferencia entre el simple oír y escuchar. El acto de escuchar implica mucho más que algo meramente físico , significa un compromiso psicológico con la otra persona” escribe Richard Bolton en su libro Habilidades personales.
Escuchar atentamente es invitarles a continuar a hablar haciéndoles preguntas y atendiéndoles tanto en su comunicación verbal como no verbal. Asentir parafraseándoles para que sepan que hemos entendido lo que nos han dicho.
Escuchar atentamente es aparcar todo lo demás para implicarse completamente en lo que nuestros hijas e hijos nos quieren decir. Se sentirán reconocidos y será más fácil que confíen en nosotros y sigan queriendo comunicarse.
“Se puede perjudicar a un niño tanto o más privándolo de verdadera atención como mediante el abuso mental o físico” Jordan B. Peterson
“Saber escuchar es saber hablar” Alex Rovira.
“Hablamos en exceso, no escuchamos lo suficiente” Eduard Punset.
Escuchar es una de las habilidades técnicas para lograr comunicar bien según el libro El arte de comunicar.
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Ser un buen ejemplo para nuestros hijos
No hay especialista ni persona con sentido común (ya sabemos lo que es el sentido común 😊) que no esté de acuerdo que el ejemplo es una extraordinaria herramienta educativa.
A pesar de ello, muchas veces la despreciamos. Quizás pensemos que sus antenas no están tan alerta como para que les afecte y recuerden nuestra metedura de pata.
A nuestros hijos les gusta que hagamos bien las cosas que les hemos dicho que están bien. Es obvio. A nadie le gusta tener un jefe, un líder incoherente que va promulgando unas leyes que el mismo incumple.
Pero ya sabemos que caemos con facilidad en la tentación de hacer lo contrario en asuntos que son fáciles, muy fáciles de cumplir que confeccionarían una lista finita pero muy larga de incoherencias en nuestra labor educativa.
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Ponerles límites
Según el psicólogo Jordan B. Peterson puede ser normal que un niño quiera pegar a su madre o padre. Quiere saber hasta dónde llega su poder. Si no ponemos límites a nuestros hijos probarán todo lo que le dejemos desafiándonos sin saberlo puesto que no les hemos explicado e instruido sobre el comportamiento esperado.
En su libro 12 reglas para vivir, Peterson propone como quinta regla “No permitas que tus hijos hagan cosas que detestes” y asevera que “muchos padres actuales se encuentran sencillamente paralizados por el miedo a que sus hijos dejen de quererlos si les reprenden por cualquier motivo”. Los límites les sientan bien a nuestros hijos y ponerlos son una de las tareas educativas principales en nuestro papel educativo. “Los progenitores son los árbitros de la sociedad, enseñan a los niños a comportarse del tal modo que el resto de las personas puedan interactuar de forma significativa y productiva con ellos” escribe el psicólogo norteamericano en el libro antes mencionado.
La ausencia de límites es uno de los orígenes del mal de la sobreprotección que impide el desarrollo emocional y social de muchos niños y jóvenes.
A nuestros hijos les gustan los límites (no en el momento, pero sí a largo plazo) porque les ofrece una pauta para relacionarse con los demás y ser socialmente efectivos.
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Hablar bien a las personas y hablar bien de las personas
A nuestros hijos les gusta sentirse orgullosos de sus padres. Cuando hablamos bien a los demás obtenemos – en la mayoría de los casos- una respuesta positiva por parte de nuestro interlocutor. Cuando somos amables y cariñosos tratando a los demás somos recompensados en la mayoría de ocasiones con la amabilidad y cariño de las personas con las que tratamos. La amabilidad y el cariño están en desuso y por eso son tan agradecidas por los demás. Nuestros hijos quieren ser tratados bien, sin gritos, con amor y quieren ver que hacemos lo propio con las personas con las que nos relacionamos.
A nuestros hijos les gusta y les sienta bien que hablemos bien de las personas. De personas que conocen, de los familiares, de los profesores, de la persona que nos atiende en la panadería y de otras personas que ellos no conocen y de las que les hablemos. Eso estimulará su capacidad para admirar y eliminará la tentación de ver el mundo negativo y ser unos quejosos. Criticar es feo, sobre todo cuando lo hacemos a espaldas de la persona criticada. Podemos censurar un determinado acto pero no a la persona en su globalidad y menos hacerlo de forma frívola.
A nuestros hijos les gusta y les sienta bien que resaltemos lo positivo de las personas muy por encima de lo negativo. Y sí, hay muchas razones para hablar bien de los demás.
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Cumplir con nuestra misión educativa
Según nuestro admirado y querido Carles Capdevila nuestra misión educativa se resume en:
- Espabilar a los pequeños
- Controlar a los mayores
A nuestros hijos les gusta y les sienta bien que les espabilemos cuando son pequeños (no dejándoles aparcados con un teléfono móvil o Tablet)
A nuestros hijos les gusta y sienta bien que les controlemos cuando son más mayores.
Dimitir como madres y padres echando la culpa al sistema, a la sociedad, a los profesores es un acto de cobardía y negligencia que te pedimos que no permitas y que ayudes a no cometer a ninguna persona de tu entorno.
Te animo a compartir con nosotros más cosas que les gustan y sientan bien a nuestros hijos y que dejamos de hacer. Tus comentarios nos ayudarán a seguir intentando ofrecer buenas ideas educativas
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