Dice la maestra de Educación Infantil (y galardonada como mejor docente 2018 por la organización Educa en España) Coni La Grotteria que educar para la paz es “educar desde la paciencia”. Por eso ella siempre aboga por fomentar los valores como pilares de la educación de nuestros hijos. Con ella hemos hablado a raíz de la publicación de su último libro, Educar en la tolerancia.
1. ¿Educamos a nuestros hijos lo suficiente en valores?
La infancia nos está observando siempre, por ello recalcaría la responsabilidad que tenemos como adultos de ejercer una crianza consciente desde el primer año de vida. Nuestros hijos e hijas necesitan modelos durante todo su desarrollo, dado que aprenden y absorben maneras de hacer y relacionarse de aquellas personas significativas que conforman su entorno más cercano. La construcción de esas relaciones de calidad generará seguridad y conexión, impactando de lleno en una transmisión de valores positiva. Una oportunidad única de revisar actitudes y lenguaje para promover valores como el respeto mutuo, la honradez, el perdón, la solidaridad, la gratitud, entre otros.
“La infancia nos está observando siempre”, Coni La Grotteria
2. ¿Cómo podemos cambiar la mirada los padres y maestros para poder ser modelo positivo?
Ser un modelo positivo, respetuoso y capaz de acompañar va ligado a una autocrítica seria que debe ser la antesala de cualquier escenario compartido con la infancia. Revisar y educar la mirada dependerá si el adulto es capaz de construir una escala de valores coherente, dispuesto a derribar prejuicios y estereotipos que vamos interiorizando y transmitiendo.
Urge la necesidad de educar desde el respeto, de valorar, reconocer, apreciar y escuchar, al otro como igual, en trato y dignidad. De esta manera, creo que la gran innovación de esta generación es la de apostar por una escuela más conectada con las emociones, necesitamos derribar muros promoviendo nuevas formas de enseñanza revisando normas y actitudes que generan superioridad, falta de vínculo, de empatía sin la necesaria cercanía y el respeto.
3. ¿Qué errores cometemos los padres en este sentido?
Las familias deberíamos comprometernos a conocer por lo menos los principales hitos evolutivos de nuestros hijos e hijas, es importante porque nos ayudaría a comprender y acompañar mejor su etapa egocéntrica, sus rabietas, sus necesidades y los periodos más sensibles de su desarrollo. Comprometerse a mirar a los niños y niñas como personas, esto parece lógico pero la consecuencia es no podríamos hacerle ni decirle algo que no haríamos con un adulto.
Por ejemplo, cometemos errores al hablar delante de la infancia como si no estuvieran a nuestro lado, los describirnos, detallamos situaciones íntimas que pueden llegar a ser vergonzosas, y a veces los juzgamos, comparamos y etiquetamos. Esto pasa de manera natural en los parques, en casa y en la salida de la escuela. Por ello es importante tomar conciencia y tomarlos en cuenta: respeto.
4. Si educamos con respeto y otros valores podemos ayudar a prevenir el bullying…
La educación en valores conlleva la construcción de puentes entre las escuelas y las familias, pilares fundamentales para el desarrollo de personas íntegras y comprometidas con una sociedad libre y justa. Las escuelas deben ser espacios seguros dónde los niños y las niñas puedan crecer y desarrollarse sin miedo.
Para trabajar la prevención en ámbitos escolares, principalmente debemos romper con la idea de que son «cosas de niños o niñas» o «es una broma». Es necesaria una postura activa creando espacios de diálogos, de reflexión y crítica. La escuela es una comunidad y debe unir fuerzas para trabajar e implementar programas de detención. La convivencia respetuosa es una responsabilidad de toda la comunidad educativa.
“La convivencia respetuosa es una responsabilidad de toda la comunidad educativa”, Coni la Grotteria.
5. ¿Y la sociedad qué puede hacer por nuestros hijos?
En mi nuevo libro, Educar en la tolerancia, se reflexiona sobre la necesidad de entender la cultura de la paz como una meta social y educativa. El punto de partida para adquirir y reforzar competencias como una ciudadanía implicada y crítica hacia el respeto de una cultura basada en la integración.
La sociedad nos moldea, y no deja de enviarnos mensajes contradictorios como la violencia, las guerras, la pobreza, etc. Por ello, podría decirte qué podemos hacer desde nuestra casa por nuestros hijos e hijas, y es dedicarles tiempo de calidad, esto influirá directamente en la construcción de relaciones sanas.
Además, tenemos el deber de reconocer que en nuestra sociedad existen grupos de personas más vulnerables, donde desde nuestra familia podemos contribuir educando en la participación y comprometiéndonos contra las injusticias y las desigualdades sociales.
