“¿Hay algún padre que eduque en negativo?”, nos preguntaba la psicóloga Diana Jiménez al arrancar su intervención en nuestro evento del pasado mes de noviembre en el teatro Lope de Vega de Madrid. Lo hizo justo antes de mostrarnos, con una escena muy real, cómo podemos perdernos a nuestros hijos, el verlos crecer, mientras vemos la vida pasar a través de nuestro móvil. Sin duda un golpe de realidad que nos removió nada más empezar.
Diana Jiménez nos hizo cerrar los ojos y viajar en el tiempo para imaginar cómo sería nuestra vida, cómo serían nuestros hijos, dentro de 27 años. Ya no habrá dibujos pegados con un imán en la nevera, ni juguetes tirados por el salón, ya no habrá protectores en las esquinas de la mesa, ni dedos marcados en los cristales, ya no habrá citas del pediatra en el calendario de la cocina, ni mochilas y libros de texto en el escritorio… “Nos parece que la infancia va a durar siempre, que nuestros hijos van a ser pequeños siempre, y sin embargo van a crecer y va a llegar un día que va a ser el último día que le leamos ese cuento. Nos parece eterno ahora cuando tenemos niños pequeños”, nos desveló.
“Queremos lo mejor para ellos, y los hemos traído a este mundo porque queremos que sean felices”
¿Qué habilidades queremos que tengan?
La psicóloga nos dejó claro que todas esas habilidades que queremos que nuestros hijos desarrollen “las van a aprender de nosotros”. “Si yo no trabajo la empatía, la generosidad, el compromiso… mi hijo de 15 años no se levanta una mañana y dice ‘Oye mamá, qué comprometido me siento hoy‘. Eso hay que trabajarlo, y esto son oportunidades”, explicó antes de desvelarnos que no podemos dar aquello que no tenemos.
“A nosotros no nos enseñaron a negociar, o a llegar a acuerdos con nuestros hijos. Educar en positivo se nos complica porque a nosotros nos enseñaron a ver, oír y callar”, así que es fundamental, en esta tarea, que nos guiemos de nuestra intuición y que podamos ser capaces de transmitir a nuestros hijos nuestra esencia. “Eso no se lo puede dar nadie. Sois únicos y vais a hacer niños únicos. Sed el padre o la madre que necesitasteis cuando erais niños. Ahora podéis convertiros en ese padre o en esa madre que os faltó”.
La infancia se cuece a fuego lento
“No somos cirujanos con nuestros hijos. No hay urgencia”, nos recalcaba después Diana Jiménez. ¿Y esto cómo lo hacemos? Estando presentes, porque “esto también pasará”.