Cuando ganó Barack Obama lloré mucho. ¡El primer presidente negro de los Estados Unidos de América! Pensé un hecho como este aseguraba, o al menos facilitaba mucho, que injusticias evidentes no volvieran a ocurrir. Ocho años después Obama se despedía y llegaba Trump con un mensaje anti educativo, segregativo, nada inclusivo.
La semana pasada volví a llorar. La primera mujer vicepresidenta de la historia de los Estados Unidos de América va a ser negra, de origen afro indio. Una mujer para la que ser Momala es más importante que ser la vicepresidenta de la primera potencia mundial.
Kamala Harris es primera en muchas cosas – primera fiscal de San Francisco, fiscal general de California, la primera mujer de origen surasiático en ser Senadora – pero lo más grande para ella es ser Momala.
Momala es el nombre que los dos hijos de su marido le dieron. Encontró a “the man” (el hombre de su vida) algo tarde. Él había tenido dos hijos de su anterior matrimonio. Una vez que se casaron, los hijos de nombre Ella (en honor a Ella Fitzgerald) y Cole (en honor a John Coltrane) decidieron que la nueva integrante de la familia fuera llamada Momala (supongo que se trata de una fusión de Mom y Kamala y porque esa palabra significa “alguien que no es tu madre pero te trata con cariño”, según el urban dictionary).
Es emocionante leer a Kamala Harris en su papel de madre que tanto significa para ella. En un artículo que escribió para la revista Elle con motivo del día de la madre expresa sus sentimientos, sus amores, temores, ansiedades como Momala. Manifiesta su admiración por la madre natural de sus hijos de la que se considera su amiga, la necesidad de ser consistentes en la educación de los hijos como pareja (en este caso como trío), de su angustia por no poder compatibilizar – en algunas ocasiones- su labor de Momala y la de senadora, candidata (hoy vicepresidenta electa).
Leer a Kamala Harris en su papel de Momala es bello y alentador. Muchas mujeres y hombres vamos a fijarnos en ella, nos servirá de inspiración, seguiremos sus buenos ejemplos. Que una mujer de color, afro india, tan consciente de la importancia de la educación en el hogar sea la primera vicepresidenta de los Estados Unidos de América es una buena noticia para que el mundo sea más sensible, espero que más justo. Esa esperanza bien merecen unas buenas lágrimas.
¡Felicidades, Momala!