Nadie duda de que el tenista Rafa Nadal tiene talento. Pero pocos saben que nació con un talento para el deporte, no para el tenis. De hecho, se le daba mucho mejor el fútbol. Aún así trabajó y no paró hasta desarrollar lo que es hoy en día: el número dos del mundo.
En línea con esto, dice Fernando Botella, CEO de Think & Action y especializado en desarrollo de talento, que todos nacemos no con un solo talento, sino con varios. “El verdadero talento está en lo que hacemos después con ellos. Hay que saber identificarlos, pero hay que saber, en mayor medida, poner el esfuerzo para desarrollarlos. Porque muy pocos van a poder hacer que su talento sea su profesión. Y tenemos que enseñar a nuestros hijos a diferenciar que el futuro puede ser algo distinto al talento. Una cosa es el talento y otra la dedicación profesional”.
“Creemos que el talento va ligado al futuro profesional, pero eso no ocurre siempre y es importante hacer entender esto para que nuestros hijos no tengan esa frustración sobre sus expectativas futuras”, nos cuenta Fernando Botella. “La realidad es que está más relacionado con el aprendizaje que se desarrolla a lo largo de toda la vida. Es el resultado de múltiples aprendizajes, es la capacidad de generar desempeño en cualquier disciplina. Si explicamos esto a nuestros hijos, les estaremos ayudando a identificar sus talentos y a ser más felices, porque comprenderán que el futuro, profesional o no, es suyo, y dependerá de su capacidad de desarrollar sus talentos. Pero tienen que estar preparados para comprender que puede que no coincidan talento y futuro”.
“El talento es el resultado de múltiples aprendizajes. Si explicamos esto a nuestros hijos les ayudaremos a ser más felices”, Fernando Botella.
Errores que cometemos los padres
En el webinar que tuvimos este mismo martes de la mano de Kumon, Fernando Botella nos dio todas las claves no para sacar partido al talento de nuestros hijos, sino para que sean ellos los que lo hagan. Por eso tenemos que evitar caer en estos errores:
- Presionar o forzar. Los padres con frecuencia queremos que nuestros hijos hagan ciertas cosas con sus talentos que no están dispuestos a hacer. Otra cosa es explicar la necesidad de estudiar y de ser exigente con las necesidades, pero no se puede forzar un talento rompiendo el ritmo natural del niño. Ni forzar la elección del talento, ni tampoco el ritmo.
- Usar comparaciones, ni con nosotros mismos como padres ni con otros niños, porque es algo que no ayuda, sino que genera frustración.
- Obligar a que tenga un talento específico. En este caso tendrá resultados pero no será feliz ni tendrá autoestima.
- Hacer un ‘talent show’ del talento de nuestro hijo. Es decir, que toque el piano para que le vea fulanito o buscar complacer a los demás. “El talento no se trabaja para los demás, sino para complacernos a nosotros mismos”, dice Fernando.
Es importante, en este punto, que nos centremos en desarrollar la autoestima, la responsabilidad y la voluntad de nuestros hijos, pues eso tendrá consecuencias muy positivas para ellos. “No tenemos que centrarnos en las expectativas futuras cuando hablamos de talento, sino en que den la mejor versión de sí mismos. Y para eso, la observación y la autoestima harán que nuestro hijo tenga un mejor rendimiento personal en el futuro”, explica el experto en talento.
“No tenemos que centrarnos en las expectativas futuras cuando hablamos de talento, sino en que den la mejor versión de sí mismos”, Fernando Botella.
¿Y qué podemos hacer?
Existen tres elementos que activan a nuestros hijos y a los que los padres tenemos que dedicarles tiempo y consciencia:
- Observación: en sus tareas cotidianas, porque es lo que nos hace identificar el talento y desarrollarlo.
- Conversación. Los padres en ocasiones huimos de las buenas conversaciones, de las de calidad. Debemos preguntar con la intención y capacidad de escucha.
- Valoración, es decir, reconocerles las cosas
Todo esto no puede desligarse de dos aspectos importantes en los que Fernando Botella hace hincapié: dedicarles tiempo y apoyo incondicional, especialmente cuando se equivocan.
