Es una escena que se repite a menudo en muchas casas con niños: un padre o una madre, con el mayor de los orgullos pero también con una escasa conciencia de la dimensión real de su acto, cuelga una fotografía de sus hijos al tiempo que revela un detalle cotidiano en su red social. Es lo que se conoce como sharenting, una suerte de anglicismo formado por el término ‘share’ (compartir) y ‘parenting’ (paternidad). ¿Por qué es algo tan problemático hoy en día y, sobre todo, por qué se ha normalizado hasta el extremo?
“Creemos que los únicos peligros de hacer esto son el grooming, el ciberbullying, el robo de identidad, la pedofilia… pero no es así. No son el único motivo por el cual no deberíamos exponer a nuestros hijos. En un mundo donde no existiesen peligros, seguiría estando mal. Es una cuestión de respeto, a sus derechos fundamentales y a su salud mental“, nos explica Medianoche, una de las activistas más importantes y reconocidas en el tema del sharenting.
“En un mundo donde no existiesen peligros, seguiría estando mal exponer a nuestros hijos en las redes sociales. Es una cuestión de respeto”
Y es que este espectáculo virtual en el que en muchos casos se convierte la vida de nuestros hijos casi desde el mismo momento de su nacimiento es algo que ellos no han elegido, a diferencia de aquellos programas de televisión en los que varios adultos exponen y exhiben, esta vez sí, de manera voluntaria su vida. “Tenemos que pensar en las consecuencias psicológicas que tiene para el menor. No solo porque cuando crecen puede desarrollar un trauma de traición, sino porque hay toda una huella digital imborrable que no se sabe en manos de quién puede terminar y que va a influir en sus vidas sin haberlo decidido. Habrá personas extrañas que lo sepan todo acerca de sus vidas porque no dejamos ni una parcela de intimidad. Y lo peor es que está bien visto”, señala esta activista.
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Por eso llama tanto la atención que vivamos en una sociedad que ha avanzado tanto en muchos terrenos y que ha conseguido, por ejemplo, superar y regular el trabajo infantil en medios audiovisuales, o preservar y regular la aparición de los menores en los medios de comunicación, pero que sin embargo permita ese contenido, en algunos casos incluso con fines lucrativos por parte de los padres, sin ningún tipo de regulación. Para Medianoche, esto es un síntoma de “egoísmo”. “Anteponemos nuestros propios intereses económicos o de ego por encima de los derechos de nuestros hijos. Y las redes sociales no son necesarias para ellos, ni para su desarrollo ni para su educación. Y si no los sacamos no pasa absolutamente nada. Pero hay padres que creen que tienen derecho a exponerlos. Siempre ha existido esa falsa creencia de que los hijos son propiedad de los padres y de que podemos hacer con ellos lo que queramos. ¡Cuántas veces hemos escuchado eso! Como si fuesen un objeto”.
La Constitución Española no contempla el derecho a mostrar a tus hijos en las redes sociales. Lo que existe es el derecho a la privacidad, a la propia imagen y al honor. Y debemos reflexionar sobre esa vulneración de los derechos fundamentales que ejercemos sobre nuestros hijos. Somos los padres y madres, y como tales hemos de protegerlos. No colocarles en una situación que les ponga en peligro.
Como padres y madres hemos de proteger a nuestros hijos, no colocarles en una situación que les ponga en peligro.
Porque, como dice esta activista del sharenting, “nos creemos con derecho a apuntar a cualquier persona con nuestro móvil y nuestros derechos no pueden estar por encima de los de los demás”. Ni por supuesto de los de nuestros hijos. Porque por muy felices que salgan en las fotografías, no tienen conciencia de lo que significan las redes sociales ni de los peligros a los que están siendo expuestos. Algunos, de hecho, ni siquiera saben lo que es un teléfono móvil.
“Nuestros derechos no pueden estar por encima de los de los demás, ni por supuesto de los de nuestros hijos”
En este sentido, a nuestros hijos les debemos un respeto, y más si pensamos que venimos de una educación en la que a la infancia se la ha tenido muy poco (o nada) en cuenta. El fomento de la crianza respetuosa pasa también por tener presente esas necesidades y derechos de nuestros hijos, así como su desarrollo. Y, tal y como nos recalca Medianoche, muchas de las personas que promueven esa educación respetuosa “son las primeras que exponen a sus hijos en situaciones vulnerables”.
