Puede que sea una de las escritoras de cuentos sobre crianza respetuosa más conocidas. Al menos sus libros lo son. Y es que si decimos ‘El hilo invisible’, ‘Tengo un volcán, ‘Sensibles’, ‘Tengo un volcán y no puedo respirar’… sabemos de quién hablamos. La consultora de crianza Miriam Tirado siempre da en el clavo con los temas que toca: miedo a la separación de padres e hijos, duelos, rabietas, vínculos, educación emocional, sensibilidad… Ahora ha vuelto con la segunda parte de ‘El hilo invisible’ titulado ‘Los mil colores del hilo invisible’, en el que nos hace conscientes de las diferentes relaciones y vínculos que establecemos con las personas que están a nuestro alrededor, con el fin de que nuestros hijos comprendan un poquito más esas emociones, esos sentimientos y esas uniones y sepan identificarlas y sentirlas. Pero es que, además, estos cuentos también nos pueden ayudar a padres y madres no solo a detectar posibles problemas en esas relaciones que mantienen nuestros hijos, sino también a darnos herramientas a nosotros mismos en una educación emocional de la que empezamos a ser conscientes ahora.
P. Después de ‘El hilo invisible’, en el que nos hablabas del miedo a la separación de padres e hijos, llega ‘Los mil colores del hilo invisible’, en el que indagas en los diferentes vínculos que establecemos con nuestro entorno…
R. En realidad pensé que había muchas más cosas del vínculo en las que poder profundizar. En su día contábamos que estábamos conectados siempre, y es en lo que se centra el primero de estos libros. Y, ahora que ya sabemos esto, quería que empezáramos a darnos cuenta de que no todas las relaciones son iguales y que aprendiéramos a ser conscientes del tipo de vínculo y de cómo podemos cuidarlos.
P. ¿Por qué es tan importante que nuestros hijos e incluso nosotros mismos tomemos conciencia de esa calidad de las relaciones y del tipo de vínculos que mantenemos con cada persona?
R. Es que existen tantos vínculos como relaciones tenemos con las personas. Y parece que no pero los niños se dan cuenta rápidamente de esto, de que no son iguales esas relaciones, de que todas son diferentes…
En el primer libro, si te fijas, el hilo siempre era igual, era de color verde, siempre tenía el mismo grosor y ahora vamos a profundizar en que no todos son iguales. Y una cosa muy bonita es que lo podemos llevar a la realidad a través del arte, que es algo que ayuda a conectar, a expresarse y a sanar.
P. Hay un personaje que no es capaz de entender esos vínculos porque no puede verlos. ¿Es lo que nos pasa a muchos adultos, que al no haber recibido una educación emocional nos sigue costando identificar emociones, relaciones sanas…?
R. Ese personaje, Álex, es muy racional y la maestra le ayuda a que las cosas que no se ven las conecte con el corazón. Conectar no es algo racional. Podemos pensar en esa relación desde el sentir, desde las emociones, y eso nos va a ayudar a ir hacia dentro, a un lugar más sensible. En realidad a los niños no les cuesta tanto, porque están más conectados que los adultos y viven las emociones sin filtros. Nos cuesta más a nosotros. Nos cuesta mucho dar lo que no hemos recibido.
¿Qué pasa? Que los niños nos ayudan a aprender todo eso porque al darles más herramientas en una educación emocional que no hemos recibido nos estamos informando y aprendiendo y ayudando nosotros. Y eso es muy bueno. Les damos la mano en este camino y nosotros vamos haciendo camino con ellos. Gracias a querer darles esas herramientas podemos empezar a dárnoslas a nosotros mismos. Nos podemos escuchar, no es tanto reclamar a nuestros padres a estas alturas, pero sí validarnos y darnos esa parte que no recibimos.
“Nos cuesta mucho dar lo que no hemos recibido. No es tanto reclamar a nuestros padres ahora, sino darnos esa parte que no recibimos”.
P. El cuento está íntimamente relacionado con el apego. ¿Es posible modificar el tipo de apego que tenemos con nuestros padres o nuestros hijos en cualquier momento en el caso de que creamos que no es el más adecuado?
R. Mira, mi madre, que ha dedicado mucha parte de su vida a trabajar con sus vínculos, dice que todo se puede reparar cuando hay voluntad y conciencia. Es decir, cuando hay una aproximación desde el corazón todo se puede reparar. Los hijos siempre van a estar (o estamos) ávidos de conexión. Cuando el trabajo es sincero y se prolonga en el tiempo, porque esto hay que intentarlo durante un período, no es cosa de un día, al final estamos ahí para ellos y se puede. Me gusta pensar eso porque si no qué esperanza damos. Es que tenemos que tener la posibilidad de sanar heridas y reparar vínculos. Eso sí, ante un apego no seguro esa persona tiene por delante un profundo trabajo personal, no es algo fácil. Y la mayoría de las veces, desgraciadamente, esa persona no es consciente de que no tiene un apego seguro.
“Todo se puede reparar cuando hay voluntad y conciencia. Los hijos siempre van a estar ávidos de conexión”
P. En el cuento varios niños expresan y dibujan diferentes relaciones y conexiones, por lo que podríamos interpretar, padres y maestros, si existen relaciones tóxicas o incluso un abuso por parte de algún adulto cercano… por lo que es una herramienta muy útil.
R. El arte siempre nos da pistas y al niño le ayuda a expresar, al final es como si le diera luz en medio de la oscuridad. La cuestión es que el que acompaña, sea un padre, madre, abuelo o docente, puede extraer información y aprovechar para crear un espacio de comunicación en el que comentar el dibujo, por ejemplo. Es que creemos que lo importante es la actividad en sí, pero es importantísimo ese acompañamiento en las conversaciones con ellos y dejar que se expresen.
P. ¿Este cuento, al igual que ‘El hilo invisible’, nos puede ayudar para trabajar el duelo con nuestros hijos?
R. Exactamente. Ambos son libros sobre el duelo, en los que se habla de la muerte de una forma sencilla, no directa, sino sutil. Una forma muy bonita que puede ayudar a muchas familias a atravesar duelos. Piensa que el primer libro no tuvo presentación ni promoción porque se publicó durante la pandemia. Mucha gente estaba separada de sus familiares, otros habían fallecido, sobre todo abuelos. Y el boca a boca hizo que ayudara a muchos niños con el tema de la muerte y la separación.
P. ¿El hilo invisible tiene cuerda para rato? ¿En qué te vas a centrar para la tercera parte si la hay?
R. Pues aún no te puedo decir. Lo que sí tengo ahora entre manos es el musical de ‘El hilo invisible’, que se estrena en noviembre en Barcelona. Tenemos intención de ir después a Madrid. Yo estoy en el equipo de casting y es algo que me encanta y que quería hacer, porque veía clarísimo lo del musical. Al final es bonito explorar otro formato. A través de la música el contenido llega de otra forma y la intención es que nos toque y nos emocione un poco a todos.
