Carlos está encantado en su escuela. Ya está acabando su segundo año en infantil y se lo pasa en grande. Desde el primer día fue encantado y siempre le llevaba su madre, pero desde hace una semana es su padre quien lo lleva y lo recoge.
Esta noche su madre, como cada noche, se ha sentado en la cama a leerle un cuento y Carlos le ha dicho de muy malas formas: “¡tú no, quiero cuento con papá!”. No había pasado nada, pero su madre se sintió fatal. Ella le preguntó cuál era el problema y él volvió a decirle muy nervioso: ”¡tú no!”. Su madre, a punto de castigarle por la forma en la que le había hablado, salió de la habitación. Le había hecho sentir muy mal y no sabía por qué actuaba de ese modo. Su padre le leyó el cuento esa noche y durante toda la semana.
En la fiesta de fin de curso la profesora le explicó a la madre de Carlos que desde que le llevaba su padre, Carlos hacía algo que nunca había hecho, empujaba a sus amigos si tenían cualquier problemilla. No le había preocupado, pero sí llamado la atención.
Comentando un poco más le dijo que el primer día que ella faltó Carlos había llorado mucho durante la primera hora y eso tampoco lo había hecho nunca.
Los padres de Carlos entendieron que ese: “tú no” significaba muchas cosas, se sentía traicionado por mamá, dolido. Debido a ello y a no recibir comprensión por esa actitud, lo volcaba con sus compañeros.
Carlos y sus padres han hablado y han decidido que si algo les molesta van a intentar hablarlo, ellos estarán pendientes si alguna vez les busca de ese modo.